viernes, 29 de julio de 2011

El Castillo Medieval


  El ser humano esta estrechamente relacionado con el medio físico o geográfico que le rodea. La geografía como ciencia tiene por objeto el estudio de las interrelaciones entre el ser humano y el ambiente que le rodea, esta interacción hombre – ambiente se efectúan en la superficie terrestre (Zamora, 2006); En consecuencia, el ser humano se ve obligado a adaptarse a las condiciones del medio físico lo cual implica adoptar una determinada forma de vida con la cual para poder subsistir.
En este articulo nos vamos a centrar en como influyó el medio geográfico en el establecimiento de ciudades en la Edad Media. Los Castillos o Ciudades Amuralladas constituyen uno de los elementos más representativo de este período histórico (El Medioevo). La Edad Media o Medioevo se divide en dos etapas: La Alta Edad Media (Siglos V al XI) y La Baja Edad Media (Siglos XI al XV)
El concepto para establecer ciudades y urbes no cambio mucho en este período que más bien tuvo un cierto estancamiento y decadencia. Este aspecto fue la causa de que muchos establecimientos urbanos, que otrora eran muy prósperos, fueran deteriorándose y posteriormente abandonados. En este sentido, nos tropezamos con un fenómeno distintivo y característico de la Edad Media, nos referimos a la aparición de castillos y fortalezas. Aún en nuestros días se pueden observar dichas edificaciones por toda Europa (algunas en ruinas y otras en perfecto estado) y que parecieran obedecer a criterios específicos para su establecimiento.
Pero, ¿Cuál fue el objetivo que persiguieron estos señores feudales para construir tan opulentas edificaciones? ¿Bajo que criterios  se sintieron motivados para levantar sobre elevaciones montañosas, que en ocasiones su ruta de acceso resultaba sumamente peligrosa? Sin duda alguna, el objeto de estos castillos es netamente defensivo y las condiciones del terreno (paisaje geográfico) jugaron como aliado para los señores feudales que buscaron lugares propicios, como altas cordilleras montañosas, para su defensa y resguardo frente a las invasiones y riñas que formaban parte del día a día en la Edad Media.
 






Castillos y ciudades.
  En este tiempo la construcción de fortalezas y Castillos tuvo su gran auge, hasta el punto de ser uno de los elementos más representativos del Medioevo. Hoy día se pueden encontrar en las librerías atlas y libros, que nos muestran imágenes de castillos medievales, y es que en casi todos los rincones de Europa vamos a hallar una de estas obras arquitectónicas. ¿Su razón de ser? Se sabe, y así lo expresa el historiador René Chandelle, que la nobleza medieval no siempre vivió en grandes ciudades amuralladas y castillos fortificados, sino que para el siglo XI “… las residencias señoriales… eran una especie de casa solariega” (Chandelle, 2008, 217), y de ahí en adelante estas casas sufrirían una enorme metamorfosis para convertirse en obras de gran opulencia.

 
Sin embargo, dichos castillos no surgieron por capricho de un grupo de nobles y reyes, sino que, por el contrario, cumplían una función protectora y defensiva. Europa en los primeros siglos de la Edad media comenzó a sentirse amenazada por el avance e invasión de los musulmanes (especialmente en la Península Ibérica), Los Normandos y los  Húngaros. Además de “… El… oficio castrense de los señores [en muchas ocasiones derivaron en]… contiendas intestinas, [que] pusieron en serio peligro la integridad de los nobles feudales y sus familias. La solución fue recluirse con guardias y servidores en sólidas fortalezas residenciales…” (Chandelle, 2009, 217). He aquí el origen de los castillos medievales.
No obstante, la ubicación de estos castillos tampoco fue improvisado, sino que obedecían a unos criterios  estratégicos-militares. Los castillos se erigieron en lugares que resultaran útiles para el dominio territorial y que a su vez facilitarían maniobras defensivas ante cualquier ataque. En este sentido las altas colinas y mesetas fueron el blanco perfecto a la hora de levantar edificaciones defensivas, las cuales, generalmente, consistían en ciudades amuralladas dentro de las cuales se desenvolvía la vida cotidiana. Los vasallos buscaban la protección de sus señores con el objetivo de proteger sus ganados y cultivos, trayendo como consecuencia un gran crecimiento poblacional dentro de las murallas y situaciones de vida realmente precarias.



En la península Ibérica nos topamos con tres castillos que jugaron un papel importante en el proceso de reconquista por parte de los reinos cristianos, ellos son: los castillos de Alba, Luna y Gordón. El escritor Alfonso Romero explica: “Las tres fortalezas fueron levantadas en la cumbre de otros tantos cerros rocosos (…) se trataba de cumbres altísimas, abrumadoramente erguidas sobre el territorio circundante… Desde ellas se podían vigilar y controlar fácilmente las comarcas situadas entre la capital legionense y la cordillera Cantábrica (…)” (Romero, 2007, 32). Es decir, que el hombre medieval era consciente del valor estratégico que ostentaban las cordilleras montañosas y todo sitio con cierta elevación. Dentro de la misma península ibérica podemos referirnos a la ciudad de Toledo, ubicada sobre un promontorio de gran extensión circundado por el río Tajo, donde el río representa una barrera natural que facilitaba aún más, la defensa de la ciudad. Así mismo hay que destacar la posición del castillo del Alcázar de Segovia, el cual también indica la presencia de un propósito militar, puesto que está ubicado sobre una roca labrada, representaba un gran obstáculo al momento de atacar la ciudad y fue éste factor en el que permitió que durante muchos siglos fuese una fortaleza inquebrantable, además de ser clave en el dominio territorial de Castilla.
  En Francia también encontramos castillos que han tomado parte en sucesos históricos tanto importantes como enigmáticos.  Nos referimos al castillo de Montségur y los tres castillos de Rennes-le-Chateau, ambos ubicados en la cordillera de los Pirineos. Mencionaremos cada uno por separado:
  •         El Castillo de Montségur esta situado en las montañas del Pog a 1207 metros de altura en los Pirineos. El castillo tiene una sola ruta de acceso y es realmente difícil ya que hay que atravesar grandes y espesos bosques, además su posición en lo más alto del Pog facilita su defensa. De ahí el origen de su nombre (Montségur en español significa monte seguro). Este castillos constituyó el último bastión de un grupo de herejes conocidos como los Cátaros, es también protagonista de uno de los enigmas más grandes de la época y que se ha extendido hasta nuestros días, nos referimos al santo grial.









  •          En la ciudad de Rennes-le-Chateau también nos topamos con tres castillos cuya ubicación alrededor del poblado, reforzada por el misticismo, no dejan de llamar la atención. Estos castillos son: el emplazamiento de Champagne-sur-Aude, el castillo de Blanchefort y el castillo de Saint-Just-et-le-Bézu; fueron construidos por los Caballeros Templarios (orden Caballeresca de carácter religioso-militar), y además de estar ubicadas en la cima de tres montes, parecieran formar un perímetro alrededor del Poblado de Rennes-le-Chateau. La leyenda del santo grial también entra en rigor con respecto a estos castillos, y es que se presume que en la iglesia del pueblo están enterrados unos manuscritos que hacen alusión directa al santo grial y que los Templarios junto a sus tres fortalezas, cumplen una función de guardianes o protectores.
Crecimiento demográfico e insalubridad.
En contra parte a la gran opulencia y grandiosidad del castillo medieval está el hecho de que seguían siendo poco acogedores y muy incómodos, incluso después que las invasiones y querellas internas fueron cesando. En esa búsqueda de una edificación defensiva y protectora, se descuidó el hacer del castillo un lugar donde sus habitantes pudieran gozar de su estancia diaria, eran carentes de lujos y comodidades. En palabras de René Chandelle: “…el castillo medieval [era] un lugar húmedo, gélido y oscuro (…) Sus habitantes no vivían mucho mejor que cualquier humilde monje en la celda de su monasterio. (Según un reciente estudio los grandes señores medievales, incluyendo los reyes, disfrutaban de menos comodidades básicas que un modesto trabajador actual en los países desarrollados)” (Chandelle, 2008, 218).
Como ya se ha mencionado la aglomeración de vasallos dentro ciudades amuralladas contribuyó a que las condiciones de incomodidad e insalubridad encrudecieran. En los siglos IX al XI tuvo su gran apogeo las actividades agrícolas, sobre todo el cultivo. Se transformaron grandes bosques en campos de cultivo y pastoreo que contribuyeron a una recuperación demográfica de la población europea. Las ciudades se saturaban de gente, trayendo como consecuencia que se construyeran estructuras encima de las existentes edificaciones; aunado a ello también la falta de áreas verdes perfilaron los factores que jugaron un papel determinante en la aparición de enfermedades y pestes.
A pesar que la Edad Media es un periodo oscuro en la historia de la humanidad, nos demuestra entre otras cosas, el valor que tiene para el hombre el medio geográfico en el que desenvuelve sea en el periodo histórico que sea, las condiciones naturales del paisaje geográfico han determinado los patrones de vida de todas las sociedades humanas. Mucho se habla del deterioro ambiental pero poco se hace, las personas esperan que sean otros quienes solventen el problema ambiental, ¿acaso no es este el mundo donde vives el día a día? ¿Hasta que punto puede soportar la naturaleza nuestros abusos? El asunto en esta problemática, es que cada quien busca cuidar sus intereses y se ciega ante la realidad, los culpables de los cambios climáticos producto del calentamiento global somos todos y solo el yo en acción tendrá el poder de renovar el planeta.

Fuentes:
·         HINDLEY, Geoffrey. (2004) Las Cruzadas, Peregrinaje Armado y Guerra Santa. Barcelona (España), Ediciones B.
·         CHANDELLE, René. (2008). Más allá de las Catedrales. Barcelona (España), Ediciones Robinbook, s. L.
·         VERA, Ángel. (2009). Breve historia de las Ciudades del Mundo Antiguo. Madrid (España), Ediciones Nowtilus, S. L.
·         CANAL DE HISTORIA. (2010). Los Grandes Misterios de la Historia. Barcelona (España), Editorial Debolsillo.
·         ZAMORA, Héctor. (2006) Geodiversidad. Caracas, Ediciones CO – BO.
·         TORRES, Margarita. La vida en un castillo Medieval. En: Historia de Iberia Vieja. Revista de historia de España año No 33, Madrid – España, Editado por: América Ibérica.
·         ROMERO, Alfonso. Alba, Luna y Gordón. Tres castillos para una reconquista. En: Medieval. Revista de arqueología, Historia y Viajes sobre el mundo. No. 18, Año: 2007, Barcelona – España. Editado por: EDM revistas.

1 comentario:

  1. Me gusto esa conclusion ;).TE FELICITO muy buen articulo ^^... MAS VALE TARDE QUE NUNK :D

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